Ruta de los Molinos | Montánchez [2021] - ContaldeViajar
Cada rincón de Extremadura está repleto de historias mágicas, rodeadas de monumentos y de entornos naturales sacados de películas. Si hablamos de historias, no podemos pasar por alto una de las localidades más bonitas y con más batallas de nuestra Comunidad Autónoma, tenemos que mencionar Montánchez. Está ubicado en lo alto de la Sierra Tamuja, a la sombra de su gran castillo, rodeado de alcornoques y encinas, que alimentan a los famosos cerdos ibéricos, que están considerados de los mejores del mundo.
Son numerosas las rutas que podemos disfrutar en este paraje natural, desde rutas infantiles como "El bosque de las Hadas", rutas familiares como "De dónde nace" o rutas llenas de historia como "La ruta de los molinos" de la cuál hablaremos en este artículo. Ruta circular de 16 kilómetros y una duración aproximada de 4 horas (parando a comer y hacer fotografías) es considerada como ruta de intensidad media-alta y en todo su recorrido encontraremos una buena señalización.
¿Nos acompañas a conocer la "Ruta de los Molinos"?
Comenzamos como siempre, desplazandonos al comienzo de la ruta, Arroyomolinos. Pequeño pueblo de menos de 1.000 habitantes que tuvo una gran importancia en tiempos romanos y árabes con la construcción de molinos harineros en el cauce de la Garganta de los Molinos (lugar por donde transcurre parte de la ruta). Aparcamos en la plaza del ayuntamiento y en primer lugar fuimos a ver la Iglesia Nuestra Señora de la Consolación (está muy cerquita del ayuntamiento).
Una vez aquí, comenzaremos a ver los carteles informativos de la dirección a tomar por las calles para llegar a la parte más alta del pueblo, donde las casas pasarán a un segundo plano y comenzaremos a ver, animales de granja y fincas "amuralladas" que nos hacen recordar a tiempos pasados. Salimos temprano (9.00am) y hacía mucho frío, aunque al llegar al primer molino (justo pasando un pequeño arroyo que viene de la Garganta de los Molinos) decidimos quitarnos ropa ya que durante algo más de 3 kilómetros es todo subida, eso sí, muy progresiva.
El camino en principio está roto (piedras sueltas) aunque con el paso de los metros, se convierte en una senda normal, con algunos escalones que se superan sin mayor dificultad. A lo largo de la subida, encontraremos una treintena de molinos, algunos de ellos restaurados y que se pueden acceder a ellos y otros en cambio, están desapareciendo cubiertos por la vegetación. En muchos puntos, encontraremos pequeñas calzadas de piedras que ayudaron para llegar a los molinos en la antigüedad.
¿Sabes cómo funcionaba un molino harinero?
En lo más alto, había una pequeña presa (llamado charca) que contenía todo el agua. Los molineros se ponían de acuerdos para moler todos el mismo día, con lo cual el agua se aprovechaba para que todos moliesen el trigo. El mecanismo de los molinos es muy simple, el agua era conducido por unas acequias (canal) hacia una gran torre de unos 8 o 9 metros (llamado cubo) que hacía de embudo para que el agua tomase más velocidad en la caída. Con esto se conseguía mover un aspa que a su vez movía en la parte superior varias piedra, la cuáles machacaba el grano de trigo.
A lo largo de la Garganta de los Molinos nos encontraremos varias piedras que se extrajeron de los molinos y que se encuentran en un buen estado, junto a los varios molinos que han sido restaurados para que las personas que lo visitan puedan hacerse una idea de como eran cuando estaban en funcionamiento. Sin duda una muy buena experiencia el estar dentro de uno de ellos.
De todos los molinos que nos encontraremos en la subida, el más espectacular es el último, que se encuentra habitado siendo reconstruido y reformado manteniendo su estado original. Aquí aprovechamos para descansar e hidratarnos un poco antes de seguir nuestro camino.
Fue entonces cuando nos dimos cuenta de la gran importancia que tuvieron estos molinos justo antes de la llegada de la electricidad en los años 40/50, razón por la que se decidieron abandonar.
Dejando Arroyomolinos a nuestra espalda, seguimos subiendo ahora sí, por antiguas calzadas empedradas. El sonido del agua llamó nuestra atención varias veces en forma de fuentes que emanan agua (desconocemos si son potables o no). Las vistas de los campos de olivos son magníficos y se ven senderistas realizando el Camino de las Vaquerizas (que pasa por ese punto).
En este punto cambia por completo la ruta, pasandonos a encontrar bosques y zonas propias de sierra. Abandonaremos la calzada y empezarán las pistas que dan paso a los ganaderos y agricultores a sus fincas.
En este punto, haremos un alto en el camino y nos meteremos a nuestra derecha por el magnífico "Bosque de las Hadas", un espectacular bosque de castaños que en otoño está repleto de erizos con castañas en su interior caídos en el suelo. Son unos 2 kilómetros que junto a los molinos, es lo más especial de la ruta.
Pasado el bosque de castaños (una desviación que nos llevará al mismo camino de antes) empezaremos a ver Montánchez a lo lejos, protegido por su gran castillo. Hasta la llegada al pueblo, nos encontramos bastantes senderistas y familias con niños que iban a visitar el Bosque de las Hadas.
Al llegar a Montánchez, decidimos subir al Castillo y parar a comer allí. Habíamos tardado unas 2 horas, a un ritmo tranquilo, haciendo fotos y parandonos a contemplar la zona que nos rodeaba. Aquí os dejamos nuestro post acerca de Montánchez.
Después de comer y con la mitad de la ruta ya realizada, decidimos emprender el camino de vuelta hacia Arroyomolinos. Atravesaremos la plaza del pueblo (que estaba a rebosar de turistas) y comenzaremos a bajar por el camino real que comunicaba Montánchez con la Vía de la Plata romana, (está justo debajo del castillo) encontrándonos numerosas fuentes a nuestro paso.
A partir de aquí, la ruta es continua bajada hasta llegar a un punto en el que tendremos que decidir si queremos hacer el último tramo por carretera (desaconsejado) o queremos aventurarnos en pequeños senderos de piedras que en muchos puntos están cerrados por la maleza. Nosotros, estaba claro que íbamos a los senderos. Tuvimos suerte de encontrarnos poca agua (ya que es un punto donde se acumula bastante) y conseguimos atravesarlo sin mayores problemas.
Es importante seguir el track (ruta gps) desde que abandonamos el camino real ya que los hitos (piedras una encima de otras que nos guían por el camino) y señales están algo difusas pudiendo ocasionar que nos perdamos. Como siempre decimos, más vale llevar bien planificada la ruta y por supuesto, sabernos orientar en caso de confusión o pérdida.
Si todo va bien y no conseguimos tirarnos por otro camino (ya que son varios y no es difícil) llegaremos al último punto de interés de nuestra ruta, la Piedra del Dedo Meñique.
Un gran bolo granítico de más de 40 toneladas que a día de hoy no se mueve por la erosión y los materiales que se han quedado debajo pero que igualmente merecen un buen empujón por si acaso se moviera (nosotros no conseguimos moverla...)
Desde la Piedra del Dedo Meñique hasta Arroyomolinos hay un kilómetros ya por pistas que nos llevarán al comienzo de nuestra ruta. Momento que aprovechamos para llegar al coche y emprender el camino de vuelta a casa.
La ruta de los Molinos es historia pura de nuestros antepasados y de cómo se trabaja antiguamente ayudados de los recursos naturales que se disponía. En general, es una ruta cómoda, muy fotográfica y que se la recomendamos a todos los que quieran hacerla, siempre teniendo en cuenta la distancia (16 kilómetros) y la cantidad de horas que tardaremos en acabar la ruta (entorno a 4 horas).
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