Extremadura tiene una base artística muy desconocida para muchos viajeros que la visitan, pero... ¿Qué es realmente el arte? Entendemos por arte, cualquier actividad o producto realizado con una finalidad estética y comunicativa en la que se expresan ideas y emociones. Hoy queremos enseñaros un pequeño rincón muy poco conocido de Extremadura, El Capicho de Cotrina.
El Capicho de Cotrina se encuentra al sur de la provincia de Badajoz, ubicado en la localidad de los Santos de Maimona, muy cerca de Zafra. Casi a los pies de la Sierra de San Cristóbal encontramos este espectacular edificio. El acceso es sencillo pero no está señalizado, por lo tanto deberemos usar el Google Maps o ir preguntando a los vecinos de la localidad. Desde la carretera que une Zafra con Los Santos de Maimona se puede apreciar la casa a un lado de la misma.
El edificio se comenzó a construir en 1988 por Francisco González Grajera, un vecino de la localidad de Los Santos de Maimona. Trabajó durante años en Torremejías y Mérida como albañil y allí se ganó el apodo de Cotrina. Años después montó junto a su hermano una empresa de mármoles en la localidad de Los Santos de Maimona. Cuando comenzó la edificación del conocido como Capicho de Cotrina, Francisco no tenía ni idea de como llevarlo a cabo ya que no tenía conocimientos de arquitectura. Solo tenía un sueño y una idea en su cabeza acerca de su construcción.
La arquitectura del Capicho de Cotrina se asemeja mucho al estilo del catalán Antoni Gaudí (arquitecto de la Sagrada Familia de Barcelona). Aunque muchos piensen que Francisco se fijó del estilo arquitectónico de Gaudí no fue así. Francisco nunca había oído hablar de Gaudí y desconocía por completo las construcciones del arquitecto catalán. Es cierto que tanto las formas como el colorido se asemeja mucho a la construcción pacense.
¿Por que construir un edificio diferente al resto? Bueno, esta respuesta es el origen real del Capricho de Cotrina. La hija pequeña de Francisco pidió a su padre que construyera una piscina diferente a las demás, y una vez finalizada la piscina, él la prometió que iba a construirla una casa inspirada en un cuento de hadas.
El Capricho de Cotrina está construida exclusivamente con mortero de cemento, ladrillo y trozos pequeños de mármoles, creando una imagen de figuras y colores irregulares. Mencionar que el edificio solo cuenta con una linea recta, el resto es completamente curvo allá por donde miremos. La casa cuenta con un baño (la joya de la corona), varias estancias junto a pasillos y escaleras con formas increíbles.
Comenzaremos por la zona exterior, donde encontramos una fuente, el pequeño jardín, zona de baño, barbacoa y una nave con dos pequeños aseos. Impresiona ver lo cuidado que se encuentra la zona exterior y como los colores captan tus atención desde el primer momento que lo ves. La piscina fue una de la primera edificación en la parcela y sin duda es uno de los mayores atractivos de la visita. Cuenta con una cascada realizada en uno de sus lados y se puede observar detrás la chimenea de la zona de barbacoa. ¡Sin duda una auténtica maravilla!
Junto a la piscina encontramos un pequeño jardín con un fuente donde podemos ver gran cantidad de pequeñas flores realizadas a mano que decoran y dan color al espacio destinado como jardín. Allí se ubica un pequeño pozo al aire libre que se encuentra rodeado por hojas creadas a mano para perimetrar la zona y que no tenga peligro.
Una vez que observamos el edificio principal solo venían a nuestras cabezas una cosa, y es como una persona sin unos estudios previos de arquitectura había sido capaz de construir un edificio así, sin líneas rectas y que desafiaba las leyes de la física. El edificio principal es completamente funcional y contiene historias que dan a la casa un enfoque especial.
Los detalles que llamaron enormemente nuestra atención fueron la puerta de la vivienda (más de 500 kilogramos) con su estampado de pavo real y la refrigeración por agua que tiene la vivienda en lo más alto, que hace que el salón (justo debajo) tenga una temperatura baja durante todo el año.
Francisco González Grajera murió repentinamente hace unos años, dejando a medias la construcción del Capicho de Cotrina. Actualmente sus hijos continúan con la construcción total de la casa. Cuando fuimos a visitar el Capicho de Cotrina vimos a uno de sus hijos como construía a mano parte de un banco aún por terminar. La historia de Francisco González ha dado la vuelta al mundo ya que la gran mayoría de arquitectos consideran imposible construir un edificio sin ninguna linea recta y con formas casi imposibles de conseguir.
Destacar que todo lo que se puede ver en la vivienda ha sido realizado a mano y hoy en día se sigue realizando de la misma forma. Esperamos poder volver y ver la vivienda completamente terminada, aunque pensamos que para eso aún tienen que pasar unas cuantas décadas más.
La visita es completamente gratuita y hay que reservar por telefono. Únicamente piden la voluntad para poder finalizar la obra que su padre comenzó hace 40 años. El tiempo destinado a la visita es de una hora más o menos y en todo momento la guía (hija de Francisco) cuenta la historia al detalle del Capicho de Cotrina. Recomendamos la visita a todo de personas incluidos los niños. ¡Alucinarán! Extremadura nunca dejará de sorprenderos. ¡El Capricho de Cotrina os espera!
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